Comercio informal en Bolivia, una realidad de miles en nuestro país

Más del 50% del empleo en Bolivia es generado por el comercio informal, un hecho que posiciona al país en el cuarto lugar en las estadísticas de empleo latinoamericanas.
El comercio informal se define como la forma más antigua de organización comercial. Usualmente son las actividades del diario vivir, que se llevan a cabo de forma ambulante o que no cuentan con un lugar fijo para su realización, estas tampoco se encuentran regularizadas con leyes específicas, por lo que se ha normalizado su práctica.
En Latinoamérica la tasa de crecimiento anual ha aumentado en un ritmo de 4.5% diariamente en los últimos años encontrándose Bolivia entre los países que obtuvieron un aumento significativo.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) notifica que, en promedio las personas que realizan trabajos informales en Bolivia, Costa Rica, Ecuador, Honduras, México, Panamá y Perú trabajan entre 10 y 15% más horas que los trabajadores del área formal.

Aunque sus causas pueden variar,se han identificado factores comunes que inciden en los niveles de comercio informal en estos países, como son la falta de plazas de empleo, condiciones de pobreza extrema, inflación, entre otros, llevando a involucrar en promedio al 60% de la población activa de América Latina en la economía informal.

En términos del ámbito internacional, al situarse Bolivia con una tasa de informalidad alta en comparación con sus países vecinos, hablando de un 84%, esto repercute en el poco atractivo para la inversión extranjera.

Antecedentes

Históricamente la economía boliviana ha estado marcada por etapas de auge y de crisis. En este contexto los niveles de comerciantes informales han ido aumentado a lo largo de los años pasando por el aumento de la inestabilidad económica y en busca de satisfacer sus necesidades básicas.

Hechos como la hiperinflación de los años 80 y su resolución a través del modelo económico expresado en el Decreto Supremo N° 21060, expulsó a miles de obreros a otras actividades dando lugar al incremento de vendedoras en las calles.

En la actualidad este tipo de comercio tiene como punto focal las distintas ferias del país, siendo manejada sobre todo por mujeres en Santa Cruz, El Alto, Cochabamba y La Paz, en donde está concentrada la mayor parte del ejercicio comercial de Bolivia.

En el departamento cruceño, los controles no logran dar un alto a los asentamientos de ambulantes en zonas estratégicas para estos grupos como los mercados de la ciudad, siendo ocupadas incluso plazas y paseos peatonales, explicó El Deber.

¿Qué sucede en Santa Cruz?

Existen ordenanzas municipales de carácter obligatorio para los habitantes del municipio, las cuales son dictadas por el Consejo Municipal y promulgadas por el Gobierno Municipal.

Ordenanza Municipal de Patentes y Tasas N° 040/96

Sobre licencias de funcionamiento y patentes

Ordenanza Municipal de Reglamento de Espacios Públicos N° 050/2004

La misma establece que las calles, aceras, avenidas, rotondas, alamedas y demás vías de tránsito son de dominio público bajo control municipal aclarando que no pueden ser utilizadas por terceros en desmedro de la libre circulación peatonal y vehicular de los ciudadanos.

Ordenanza Municipal N° 067/2009

Trata de conclusiones sobre las mesas de trabajo entre la municipalidad y los gremiales, que deja en manos del alcalde la construcción de mercados distritales (D-10 y 7) direccionados para comerciantes ambulantes de La Ramada y Los Pozos.

Esta permite el espacio público para asentamientos menores: quiosqueros, lustreros, llanteros, pastilleros y refresqueros.

Cuatro años atrás la Alcaldía Municipal anunció la finalización de áreas dirigidas a los vendedores ambulantes, sin embargo, dichos espacios planeados para más de 1000 informales en la actualidad se encuentran desocupados y la mayor parte de los reubicados volvieron a las calles, aclaró EL Deber.

Los informales no estuvieron por un largo tiempo “porque están acostumbrados a vender en la calle y a no cumplir con las obligaciones que se exige en un mercado”. “En un centro consolidado tenemos pagar servicios básicos y otras obligaciones para dar una mejor atención a nuestros clientes, mientras que en la calle los ambulantes no pagan nada”, aclararon Elena Quispe y Julia Bellido, del directorio del mercado Copacabana para El Deber.

Mauricio Ribera

Estudiante de intercambio en la carrera de Comunicación Social, UNRC.

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