Fiestas clandestinas: ”el resurgimiento de un viejo conocido”

Siempre existieron, pero durante la pandemia se produjo un incremento importante de estas reuniones debido a la incapacidad de salir de sus casas que experimentaba la sociedad.

Año 2020. Sin dudas es un año que cambió al mundo. Sobre todo, por la llegada del COVID. Ante la imposibilidad de poder compartir un mate, un abrazo o hasta un simple cruce de
miradas, la sociedad se vio afectada mientras le hacían frente a una cuarentena que cada vez era más extensa. La falta de un contacto cara a cara con el exterior provocó el resurgimiento
de un fenómeno que se creía ya extinguido: las fiestas clandestinas.

Si bien estas reuniones siempre existieron, el nombre clandestino comenzó a cobrar un mayor peso en la sociedad. Luego de varios meses de encierro, empezó a surgir la necesidad de salir, sobre todo en los adolescentes, a volver a reencontrarse con el mundo.

‘’Por lo general, son hechas en casas humildes de barrios periféricos’’ afirma Valentina, ‘’son lugares donde se reúnen un grupo de personas para pasar el rato´´.
Valentina tenía 20 años cuando fue a su primer clandestina. Para poder llegar al lugar a donde se realiza dicho evento, se pone de acuerdo con sus amigos para evitar cualquier tipo de
contratiempo. ‘’Nos poníamos de acuerdo con mi grupo de amigas para comprar el alcohol. Usualmente nos reuníamos en una casa e íbamos con alguien que tenga un auto.’’

Afortunadamente, nunca vivió alguna experiencia peligrosa dado que siempre va a fiestas de gente conocida donde para poder ingresar se cobra entrada.

Por otro lado, Santiago es un joven de 24 años oriundo de Río Cuarto. Comienza a asistir a las clandestinas por la ansiedad que le provocaba el estar encerrado durante la cuarentena.

Al él le gusta asistir a estos eventos, pero siempre y cuando sea un lugar seguro donde pueda cuidarse. ‘’Siendo sincero, nunca voy a fiestas donde hay grandes aglomeraciones, si es entre
conocidos y amigos voy. Soy consciente a lo que me exponía y por lo tanto trataba de cuidarse en estos ambientes.’’ Santiago vive junto a sus abuelos en Ucacha, a quienes les dice la verdad
luego de que pasan uno o dos días. ‘’Hay veces que les digo che… me voy a una joda, pero hay veces que no les decía nada para no preocuparlos’’.

Por su parte, Jonathan es un adulto de 27 años que tiene una asistencia perfecta a las clandestinas. Siempre organiza con sus amigos de juntarse en una casa que este más cerca de
la fiesta. ‘’Para ir, primero organizamos todo por WhatsApp; nos juntamos a comer y después vemos donde compramos el alcohol’’.

En su momento, comenzó a salir durante la cuarentena debido a que ya se sentía asfixiado por el encierro. ´´Uno ya estaba cansado de tener que estar encerrado en su casa sin poder salir  comprar ni a la esquina. Por lo que, si había una posibilidad de ir a alguna clande, bienvenida sea’’.
Sin embargo, podría decirse que tuvo un pequeño encuentro con la policía. ‘’Una vez casi me agarran en una joda, eran como las 6 de la mañana de un domingo en la casa de un amigo y
cayo la policía y nos querían hacer salir del lugar, pero obviamente no íbamos a salir por lo que nos quedamos como hasta las 10 q se fueron y arrancamos todos cada uno para su casa’’.

Desde entonces, Jonathan siempre que va a alguna fiesta, tiene miedo de el episodio se vuelva a repetir. ‘’Por ahí ya me agarraba cagaso no solo porque vaya la cana sino
también por las multas que ponían eran muy caras’’.

Procedimiento Policial

En una charla con Jorge Baseggio, subcomisario de la policía y jefe de prensa, cometa al respecto de las fiestas clandestinas y sobre el procedimiento que se lleva a cabo luego de
irrumpir estos eventos.

Baseggio plantea que en la Ciudad de Río Cuarto se llevan a cabo bastantes reuniones sociales no permitidas en donde los jóvenes son los protagonistas. ´´En el marco de la pandemia, hemos tenido muchas fiestas clandestinas donde nos encontramos con jóvenes que se reúnen con un grupo de amigos especifico o con personas que no conocen, pero en domicilios particulares’’.

Para poder intervenir en dicho evento, se lleva a cabo un determinado procedimiento. ‘’Se toma intervención a través de un llamado al número de la policía de algún vecino y de ahí un operador manda a un patrullero al lugar para verificar si se esta llevando a cabo una clandestina’’. Jorge continúa explicando que como primera medida se trata de cancelarlas verbalmente. ´´Por lo general, siempre utilizamos primero la palabra y en la mayoría de los casos se accede’’, dice ‘’Pero hay casos donde se utiliza la fuerza pública debido a que hay veces que ofrecen una cierta resistencia.’’

Baseggio explica que en muchas reuniones se encuentran con la presencia de menores de edad. En este caso son otras las medidas que se toman. ‘’ Nosotros tenemos una
departamental que se dicha a la sección juvenil, y son ellos los que notifican a los padres sobre la presencia de los mismos en las fiestas’’.

Por último, el subcomisario finaliza comentando los planes que el departamento de Policía tiene para erradicar estas fiestas. ‘’En una visión un poco más futurista, la departamental tiene
diagramadas estrategias que sirven para que los móviles rodeen la vía pública en diferentes espacios públicos. Sobre todo, en aquellos lugares donde se produzcan grandes
aglomeraciones de personas’’.

Procedimiento fiscal

Por su parte, Fernando Bildirichi, abogado y juez de falta de la localidad de Higueras, plantea que las fiestas clandestinas son resultado de tanto tiempo de encierro que han sufrido sobre
todo los jóvenes. ‘’Creo que son una consecuencia lógica de tanto tiempo de encierro donde los jóvenes necesitan de juntarse y divertirse. Pero también es una consecuencia de que el no
haber antes lugares a donde se les permite juntarse, provoco que se agravaran por el hecho de tener tanto tiempo de encierro.’’ Particularmente, también plantea que son utilizadas como un gran negocio ya que muchas personas realizan este tipo de reuniones con el objetivo de ganar un dinero fácil.

El papel de Fernando frente a estas reuniones es la de actuar como un juez de falta. ‘’Lo que me toca es juzgar este tipo de infracciones. Lo que yo hago particularmente es clausurar e
imponer multas y elevar a una fiscalía de turno para que investigue si hubo un delito´´.

En su localidad, Bildirichi clausura varias fiestas a las que se les impone una multa. Pero hay algunos casos donde no pueden ser clausuradas. ‘’Hay algunas de estas fiestas que fueron hechos en viviendas y obviamente no se pueden clausurar’’. Frente al resto de fiestas, se les aplica su respectiva multa para que luego el caso sea elevado a la fiscalía de turno para que se investigue el delito.

Asimismo, también expresa la dificultad que se le presenta a la policía de localizar dichos eventos. ‘’Todos buscan lugares donde por lo menos acá dentro de la localidad son bastante
inaccesibles y son difíciles de detectar porque tienen un sistema organizativo muy grande’’.

Por último, una de las opciones que propone Fernando para erradicar estas fiestas, es la de llevar a cabo una política de estado donde se les permita a los jóvenes tener un
establecimiento. Se me ocurre como una idea que en su momento fue muy buena que por ejemplo los colegios organicen baile o fiesta donde los chicos puedan divertirse, pero no creo
que sea fácil erradicarlos porque también es un negocio grande. ‘’Una forma de limitar esto es modificando un poco las leyes y ordenanzas, sobre todo en las edades, para que puedan salir,
entrar a un a un boliche y permitirles el ingreso a partir de los 16 años.’’

Bruno Malugani

Estudiante de Comunicación Social, UNRC

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