El accidente que marcó mi vida

Una tarde cálida, en la ciudad de Río Cuarto, un señor alto, de camisa roja a cuadros, unos jeans clásicos, zapatos tono café y una forma peculiar de caminar, abre las puertas de su casa para contar gran parte de su vida. Al entrar no se puede evitar ver la gran cantidad de pinturas y estatuillas de gatos que tiene en todo su living, dentro de su oficina se observa una biblioteca tan grande que rodea las cuatro paredes de la misma, además de una colección de espadas colgadas de la pared  y en una de ellas resalta la firma del presidente de la época Juan Domingo Perón.  Además de una casita en la que su gata blanca estaba durmiendo, sobre ella una foto del su antiguo helicóptero y sus compañeros con los que se recibió.

Elsio Luis Faraudello empieza la entrevista contando que un cadete del CMN una vez finalizado sus cinco años de cursado, se recibe de oficial e inmediatamente se le asigna destino en una región del país según su propia elección o por el promedio de notas entre sus compañeros. Él fue destinado al Regimiento de Infantería de Monte 29 en la ciudad de Formosa donde llegó en abril de 1974. Ese mismo año le tocó realizar un control de ruta por donde pasaría el presidente Perón rumbo a una visita oficial a Paraguay . Esta no había sido la única vez que lo veía ya que el sable que tiene colgado en una pared de su biblioteca con orgullo, estaba firmado por el mismo Perón y con la fecha de egreso y el nombre del egresado. 

-¿Cuál fue tu primer gran logro después que egresaste?

– Tres años después de recibirme pasados en  Formosa  correspondía cambiar de destino y tenía la opción de ir a otro regimiento en otro lugar del país o pedir ir a la Antártida, pero decidí  finalmente optar por hacer el curso de piloto e integrar la aviación de ejército, no es lo mismo que la Fuerza Aérea, sólo sería transporte aéreo. 

Claramente Argentina estaba pasando por una situación complicada y no sería la única vez que estaría al borde de la muerte. En 1978 con el Conflicto del Beagle (desacuerdo entre la República Argentina y la República de Chile sobre la determinación de la traza de la boca oriental del canal de Beagle) pasó todo un año yendo y viniendo a la Provincia de Santa Cruz cada 40 días cumpliendo la función de transporte, meterse a territorio Chileno con su helicóptero cumpliendo órdenes.

Finalmente el 21 de diciembre de 1978 a las seis de la tarde recibieron la orden que a las cinco dela mañana del día siguiente empezaba el ataque, “nos miramos entre todos y a pesar del silencio que se sentía en las posiciones en el terreno, ya sabíamos todos que la mitad no volvía”, sobre todo con los helicópteros que no están preparados para recibir disparos ya que eran de transporte y no para la guerra, para sumar no alcanzaban para transportar a todos los soldados, lo que requeriría varios viajes y claramente al segundo lo iban a estar esperando rompiendo el factor sorpresa.  Por suerte a media noche intervino el Papa Juan Pablo II, y se logró un tratado de paz antes de que se llegue al ataque.

Este era el helicóptero Bell UH-1H, que pilotaba Elsio Luis Faraudello

-¿Cómo fue tu retiro?

-Una vez terminado el conflicto con Chile, en mayo de 1979 me enviaron a cumplir una comisión, en helicóptero, en un campeonato civil y militar de paracaidismo que se realizaba en la provincia de Córdoba. En el transcurso de uno de los vuelos empezó a fallar el helicóptero que pilotaba y cayo desde una altura de casi 2000 metros.

Al impactar contra el suelo Faraudello salió despedido atado al asiento, sufriendo grandes traumatismos en el cráneo y en el pie derecho perdiendo el  hueso astrágalo , uno de los huesos principales de un pie, siendo uno de los pocos sobrevivientes. Mientras era trasladado de urgencias sufrió un infarto cerebral  “así que prácticamente estaba muerto”, antes de la llegada a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se normalizo y fue operado en varias oportunidades, finalmente a los 6 meses le pusieron una prótesis en la frente, sumando un total de 273 días internado (9 meses) con una recuperación que le costó años.

El tema del pie si bien no le significó la muerte es lo que más le afectó en su día a día, por la gravedad del mismo y sumado a lo de la cabeza  le correspondía un Retiro Obligatorio por Enfermedad, pero le dieron la posibilidad de continuar, él se planteó que seguiría siempre y cuando le permitieran seguir como piloto. A lo que el INMAE (El Instituto Nacional de Medicina Aeronáutica y Espacial es una repartición dedicada al testeo psicofisiológico que debe satisfacer el personal afectado a la actividad aérea) que se rige por las reglas que establece la OACI (Organización de Aviación Civil Internacional), esta niega la posibilidad de seguir volando a cualquier persona que haya tenido una pérdida de sustancia ósea craneal, cualquiera sea la condición que haya quedado es inhabilitación permanente para el vuelo. Así, finalmente en la década del 80 se retiró, pero no se quedó nunca de brazos cruzados y empezó a estudiar Historia en la UBA  y finalmente fue profesor en el colegio San Buenaventura de la ciudad de Río Cuarto donde había cursado su secundario en la década del 60.

-¿Te hubiera gustado poder ir a combatir en Malvinas?

– Me disgustó mucho no haber podido ir a la guerra de Malvinas, dos compañeros pilotos de helicóptero no regresaron,  y en homenaje a ellos decidí pintar un cuadro donde está el helicóptero en el momento que fue impactado por un misil donde murieron mis compañeros, y lo done al Museo de Aviación del Ejército.

Autores del video: INFOBAE

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