Cannabis: Abriendo camino
A principios del año 2016 Diana Conti (Frente para la Victoria), Myriam Bregman (PTS) y Gabriela Troiano (Partido Socialista) presentaron un proyecto de ley para despenalizar el uso del cannabis para fines terapéuticos. En 2017 salió la Ley 27.350 que dictamina: “Investigación médica y científica de uso medicinal de la planta de cannabis y sus derivados”. Finalmente, el 12 de noviembre de este año, salió el decreto nacional 883/2020 que amplía su utilización a personas con diversas patologías y permite el autocultivo.
El día que se presentó el proyecto de ley en el Congreso hace 6 años, Victoria Salech notó que no existía una agrupación que nucleara familias. Ella, madre de un niño que padece epilepsia refractaria y utiliza la terapia con cannabis para su tratamiento, comenzó con la organización Mamá Cultiva Argentina (MCA) A partir de allí, empezaron a militar esta ley para salir del marco de ilegalidad que vivían.
Decreto
Uno de los puntos del nuevo decreto reconoce la existencia de las familias y de organizaciones sociales que abordan temática cannabis. Pablo Pérez, director de proyectos de Mamá Cultiva expresó que cuando se sancionó la ley y no había desde dónde acceder a la planta, las organizaciones se formaron de conocimiento y pudieron resolver el ingreso a los hogares. “El decreto presidencial está para esta situación, antes ninguneada por el Estado”, aportó el cultivador solidario.
Además, se reglamentariza la instrucción para profesionales de la salud. Para Pérez, es importante esta capacitación porque de otro modo los médicos no van a prescribirlas. En la ley del 2017 les úniques que podían acceder a la terapia de forma gratuita eran las personas que padecían de epilepsia refractaria. Como confirmó el integrante de la organización no era ni el 7 u 8% de las personas que utilizaban el cannabis medicinal. Con el decreto se deja al criterio del médico. Para él, son más de 40 patologías que en el mundo existe evidencia para tratarlas.
El decreto presidencial permite vender en farmacias el producto importado y pone a los laboratorios públicos a producir productos nacionales. “El articulo más importante es el 8, que crea un registro en el ámbito del Ministerio de Salud para que familias que cultiven se puedan registrar y no ser criminalizadas”, dijo el integrante de la comisión directiva.
Para la organización, este es sólo un primer paso de la lucha por una ley integral de cannabis medicinal que amplíe todas las aristas que tiene. “Todo lo que sea comercialización, producción, cultivo en red, la industria misma”, comentó Pablo Pérez. Y explicó que si la Argentina saca una ley que piense en todos los recovecos de la industria, llegaría a ser una vanguardia del mundo entero.
Mamá Cultiva
La organización funciona con el aporte de la comunidad y cuenta con diversos espacios de acompañamiento. Uno de ellos son cursos pagos de capacitación para profesionales de la salud, sociales y humanidades. Además, brindan talleres de autocultivo donde ven nociones de soberanía sanitaria, de autonomía, entre otras cosas. Cuentan con, una “comunidad”, seguidores pueden suscribirse por una cuota mensual en la que cada uno decide su monto y tiene diversos beneficios.
Mamá cultiva cuenta con más de 40 voluntaries de muchas áreas: psicologues, xadres, mediques, cultivadores. “Pero cuando llegan a Mamá Cultiva dejan un poquito el rol que tienen preasignado y lo hacen más como si fueran parte de un todo, acompañando a las familias que quieren hacer cultivo para las terapias” contó el miembro de MCA.
La pandemia los obligó a transferir cursos y talleres a la virtualidad. Las circunstancias sanitarias federalizaron el acompañamiento. Pérez comentó: “En realidad, terminó siendo positivo porque nuestra posibilidad de acompañamiento se limitaba al Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Ahora podemos entrar a sus casas, ver las plantas en el momento.” La agrupación enseñó la semana pasada al grupo número 20. Alrededor de 400 familias pudieron pasar por estos espacios.
Ilegalidad
¿Existe persecución a quienes cultivan?
- “En la organización no, por nuestra visibilidad. Pero eso no quita que el país entero esté en esa situación. Hace un par de meses (2020) hubo un allanamiento en un pueblo de Misiones. Una familia cultivaba para un integrante con una patología y para 300 familias del lugar. Se llevaron todos los goteros que había, interrumpieron el tratamiento de un montón de gente. La lógica a la que responden es al prohibicionismo”.
La sociedad ha tenido que superar diversas trabas sociales que permitieran que el decreto fuera aceptado. Para el cultivador solidario en el año 2016 existía mucho prejuicio hacia la planta. Hoy en día la opinión pública sabe mucho de cannabis medicinal.
Las consecuencias de la ilegalidad del medicamento además de la represión policial recaen en no poder resolver cuestiones de salud. Expresó Pérez: “La falta de regulación enviaba a las familias al mercado clandestino, donde podían conseguir cualquier cosa”.
Recursos desesperados
“Tengo depresión y ansiedad y empecé a utilizar aceite de cannabis para tratarlos porque durante dos semanas en el hospital (Hospital de Río Cuarto, Córdoba) no había medicación y como no las podía comprar una amiga me dio un goterito”, contó Tamara Zabala.
Para “Tami” como la llaman sus amigues la medicación que le brindaba el sistema de salud eran muy importantes, la falta de tratamiento no podía suceder. El aceite de cannabis empezó a calmar sus ataques, se sintió más activa. “Ahora estoy tomando la medicación, pero la acompaño con el aceite para calmar un poco los efectos secundarios que tiene el medicamento. Por ejemplo: las náuseas y el temblequeo de manos” dijo Tamara.
Empezó a leer páginas donde te informan del tema y también conocía a amigas que le recomendaron el tratamiento. Se lo hizo probar a su madre que sufre de tensión alta, a su sobrino de 14 años que sufre ataques de pánico y también les calmó. “Estaría bueno que se venda a un precio accesible o que haya en los hospitales, para que esté al acceso de todes”, aportó Tami.