Antonio Gramsci para pensar el contexto y la militancia actual

El pasado 3 de abril se desarrolló, en la sede de la Asociación Gremial Docente, la charla denominada “El pensamiento político de Antonio Gramsci”. Organizada por la agrupación estudiantil “La Chispa”, expusieron allí docentes de la facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Río Cuarto.

La comunidad universitaria dijo presente. Foto: gentileza El Megafono

“Gramsci señalaba que para implantar el socialismo era necesario introducirlo desde la educación, la cultura y los medios de comunicación”, dijo Javier Milei hace algunas semanas cuando era consultado por el desfinanciamiento de la cultura. Entre los enemigos socialistas del actual presidente argentino aparece el teórico Antonio Gramsci, en una cita que resulta no solo simplificada, sino también descontextualizada.

En este contexto, los estudiantes de Ciencias Políticas, Historia y Filosofía de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC)- integrantes de la agrupación estudiantil “La Chispa”-, organizaron una charla interdisciplinar denominada “El pensamiento político de Antonio Gramsci”. 

Bajo la consideración del intelectual italiano como un autor que permite analizar el contexto social, político y económico actual, invitaron a disertar a profesores de la facultad de Ciencias Humanas de la UNRC. El encuentro se desarrolló el pasado 3 de abril en la sede de la Asociación Gremial Docente.

El primero en tomar la palabra fue el Doctor en Historia, Damián Antunez, quién destacó algunos conceptos claves de Gramsci para pensar la actualidad: estado integral, hegemonía, bloque histórico y crisis orgánica.

“Gramsci entiende al marxismo deconstruyendo el determinismo. No solo es dominación económica, es también política y moral por la orientación propia de las  masas en la sociedad civil. Por eso es un estado integral en un sentido amplio”, explicó el profesor.

Los conceptos a los que aludió Antunez fueron desarrollados por Gramsci mientras permanecía privado de su libertad, en las cárceles de Mussolini, hace alrededor de 90 años. Sin embargo, a pesar del tiempo, la vigencia de su teoría es casi increíble. Milei dice hacer política, pero no ser político. El mandatario, que se reconoce ultraliberal y anarcocapitalista, maneja los hilos de la economía considerando a la política, la moral y la cultura como un ovillo aparte. Mientras tanto, desde su cuenta de “x” Milei persigue a docentes, estudiantes y a los viejos y nuevos intelectuales por su ideología. ¿Acaso lo ideológico es pensar diferente a La Libertad Avanza (LLA)?

Inevitablemente y casi que dándole la razón a su enemigo intelectual, Antonio Gramsci, las acciones del Presidente dan cuenta de que no se puede hacer política, ser economista y, sobre todo, liderar un partido político autoproclamandose “libres de ideología”. 

La actualidad, en el lente de la teoría gramsciana, está signada por una crisis orgánica en donde hay una ruptura entre lo estructural y lo superestructural. Milei gestó, de forma lenta pero exitosa, un movimiento social. La sociedad se dirigió, en un sentido político y moral, hacia una nueva política y nueva cultura a partir de una crisis de hegemonía del anterior sistema político argentino. Aún cuando las elecciones fueron ganadas por este “nuevo” bloque histórico, símbolo de una victoria en el terreno de la lucha por la hegemonía y por los sentidos, es un orden que está a medio camino.

“Gramsci es uno de los pensadores marxistas más importantes y más comprometidos con la historia de su tiempo y ha propuesto herramientas muy importantes para pensar el hoy”, comenzó su exposición la licenciada Carla Borghi, docente del departamento de Ciencias Políticas.

Borghi dialogó acerca de la idea de revolución en la teoría del intelectual italiano. En un paralelismo con el presente, retomó el concepto de crisis para agregar que cuando hay procesos de crisis de representación de las masas para con los partidos tradicionales hay dos posibles respuestas. Una de ellas es el facismo. 

El facismo es una doctrina e ideología de extrema derecha, totalitarista en su forma de gobernar. En los ecos de LLA se niegan a ser señalados como “neofascistas”, pero sí se reconocen dentro de la ultraderecha. El historiador Felipe Pigna aseguró, en una entrevista en “El destape”, que “lo que estamos viviendo con Milei es una forma de fascismo”. Al mismo tiempo, representantes del Frente de Izquierda – Unidad (FITU) argumentan que el presidente no es fascista. Entonces, ¿qué es si no es fascista?

La coyuntura, marcada por un hartazgo a la forma de hacer política que reinaba en el país, dió lugar a que el liberalismo se impusiera en las elecciones presidenciales de 2023  y se instaura como el nuevo bloque histórico. Fue lo que Gramsci llamaría una revolución social. Y a este movimiento adhiere en gran parte la clase obrera, clase que hoy más sufre las medidas de ajuste y recesión económica.

“Gramsci propone, como estrategia política, pensar en un nivel de reflexión de la cultura. Una reflexión pensada a largo plazo para independizarse de la coyuntura política”, sostuvo Borghi sobre la solución que Gramsci propone para los momentos de crisis y revolución.

Por su parte, el docente de filosofía, Guillermo Ricca, destacó la importancia de la organización de la charla ante el actual contexto político y de crisis que atraviesa el país. Ricca propuso pensar el pensamiento gramsciano desde la mirada revolucionaria, anclando el concepto de crisis del teórico italiano a la actualidad.

Ricca, Borghi y Antúnez (izq a der), los expositores de la tarde. Foto: gentileza El Megafono

La crisis de representación sigue vigente. De un lado quienes apoyan la gestión de Javier Milei y del otro los que no se sienten representados por este gobierno, y son señalados como los encargados de entorpecer la reconstrucción del país. En este contexto, ¿la militancia y la movilización generará una nueva correlación de fuerzas y, con ello, una revolución?

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