El maltrato animal
Carreros
Los carreros vuelven a la calle y los caballos sufren al ser sometidos a tracción a sangre
Luego de que en el 2015 se presentara el proyecto de intercambio de caballos por zootropos, en la actualidad más de 100 mil caballos son sometidos a situación de trabajo y maltrato en centros urbanos del país.
Más de 100 mil caballos son sometidos a situación de trabajo y maltrato en centros urbanos del país, la mayoría de ellos en municipios de la provincia de Buenos Aires, donde se registra un promedio de dos muertes diarias, y la actividad está asociada al trabajo infantil.
Una de las referentes de la organización No más Tracción a Sangre (TAS), Eliana Couso, dijo en declaraciones que «no hay un censo oficial sobre el número de familias con caballos sometidos a tracción a sangre» y sostuvo que «los números surgen a partir de un relevamiento de organizaciones».
«Hicimos una construcción a partir de ONGs de diferentes puntos del país y calculamos que hay más de 100 mil animales en situación de trabajo en la república», expresó la abogada.
En ese sentido, afirmó que a raíz del maltrato «se registra un promedio de dos muertes de esos animales por día sólo en la provincia de Buenos Aires». «Los centros urbanos más comprometidos por la tracción a sangre son la provincia de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Salta», manifestó, y expresó que «en Salta el intendente está intentando hacer cumplir la ordenanza que prohíbe la TAS desde 2010».
Couso afirmó que los distritos bonaerenses «donde más se registra tracción a sangre animal y maltrato son La Matanza, Quilmes y La Plata». «En Quilmes hay una ordenanza municipal que prohíbe la TAS desde 2012 y no se cumple. En La Plata hay una ordenanza desde la década del 60 contra la TAS y tampoco se cumple», advirtió. La referente sostuvo que «hay una federación de carreros que reclama por sus derechos» y explicó que «lo que nosotros queremos es que todos sigan trabajando, pero mediante la sustitución de animales por otros medios».
«Las ciudades no son aptas para que los caballos sigan circulando como parte del tránsito, con ruido y a veces involucrados en accidentes viales», advirtió. Asimismo, explicó que en la ciudad de Buenos Aires «está prohibida la TAS, pero se ven carros tirados por caballos. Los funcionarios dicen que vienen desde Lanús y Avellaneda».
«Deberían controlar y, de oficio, pararlos. Si hay maltrato animal, es un delito que está penado por la ley de Protección Animal 14.346 y tienen que aplicarla», advirtió. La referente de No más Tracción a Sangre afirmó que la organización, que participó en la elaboración del proyecto de ley que se encuentra en la Cámara de Diputados para prohibir la actividad, busca «una ley nacional».
«La realidad demuestra que los municipios por más esfuerzos que hagan terminan necesitando el apoyo de la provincia o de la Nación para implementar un plan sustentable para el mercado formal y sustitución de los animales», afirmó.
En ese sentido, precisó que «los caballos, burros y mulas son sometidos a tracción a sangre en los centros urbanos y queremos que sean sustituidos por vehículos motocarros o zootropos». «Queremos una ley nacional para que haya política pública en la materia», sostuvo.
Asimismo, advirtió que «la tracción a sangre animal está vinculada con el trabajo infantil, porque con frecuencia los niños van arriba y conducen los carros, con frecuencia solos, pero parece que la policía no los ve».
«Ellos hacen trabajos de recolección de residuos sólidos urbanos y flete», afirmó, y advirtió la importancia de «prevenir las enfermedades que derivan de la actividad laboral precaria por estar expuestos a residuos peligrosos e incluso patógenos».
La organización impulsa la creación de granjas/huertas orgánicas para alojar a los equinos que son sustituidos y la prohibición de la tracción a sangre después de cuatro años de sancionada la norma.
La experimentación animal en pleno debate por sus derechos
La senadora Magdalena Odarda (Frente Progresista) impulsora en la Cámara Alta de la ley que hoy tipifica como delito penal a las carreras de perros en todo el país, en el 2017 presentó un proyecto para terminar con el uso de animales en la cosmética.
«Decidimos incorporar los derechos de los animales no humanos a nuestra agenda de trabajo porque no existía», dijo. «Junto a las organizaciones animalistas de todo el país abordamos más de 100 proyectos de ley sobre el cuidado animal y uno de ellos pide prohibir el uso de animales para el desarrollo, experimentación y pruebas de nuevos componentes de cosméticos y artículos de tocador y perfumes, como ya lo han hecho la Unión Europea, Croacia, Israel y Nueva Zelanda. Si existen métodos alternativos no entendemos por qué seguir torturando animales»,inquirió.
Odarda se refiere a los «métodos modernos que aportan información más relevante para los seres humanos y que, se considera, predicen mejor las reacciones humanas que las tradicionales y obsoletas pruebas en animales».
Éste no es el primer proyecto contra el testeo que la senadora pone en debate. Hubo un intento fallido en 2015 cuando presentó el expediente 2069/2015 que fue girado a la Comisión de Agricultura y Ganadería del Senado. «Durante 2 años no conseguimos que el presidente de esa comisión lo ponga en debate», se quejó.
A principios de 2017 ese expediente perdió el estado parlamentario y decidió volver a impulsarlo en el expediente 521/2017. «Volvió a la Comisión de Agricultura, pero luego de varios reclamos de las organizaciones por el freno impuesto, las autoridades del Senado decidieron girarlo a la Comisión de Legislación General, donde tuvo tratamiento a fines de 2017».
Durante la discusión de esta nueva iniciativa»encontramos un gran consenso con esta iniciativa —señaló—. Si bien es un tema poco conocido, una vez que se puso en debate y todos se interiorizaron vimos una gran adhesión. Lo cierto es que la Cámara de Diputados aprobó hace pocos meses un proyecto en la dirección opuesta (se refiere al de Echegaray), por eso en las próximas semanas esperamos un debate serio y abierto a la comunidad para que se tome una decisión responsable. ¡No se puede regular la crueldad!», finalizó.
LEY DE PROTECCIÓN PARA LOS ANIMALES DE EXPERIMENTACIÓN UTILIZADOS CON FINES CIENTÍFICOS Y EDUCATIVOS
El diputado Alejandro Echegaray (UCR) dio forma a un proyecto de ley que propone regular la utilización de animales en laboratorios y bioterios.
La propuesta, sin el visto bueno de los animalistas, copia el modelo vigente en Brasil y Uruguay, y se sostiene en la normativa de las Tres Erres (reducción, refinamiento y reemplazo) utilizado en Europa. «Fue la comunidad científica la que pidió ser auditada», dijo Echegaray al ser consultado sobre los motivos que lo llevaron a encabezar el proyecto que despertó polémicas antes de obtener la media sanción en Diputados y que ahora espera ser debatido en las comisiones de Legislación General y de Ciencia y Tecnología del Senado.
A su vez, reconoció que los investigadores están interesados en que «la ciencia dé explicaciones sobre el uso que hace con los animales» ya que en Argentina «existen bioterios desde tiempos inmemoriales» que nunca antes fueron controlados.
Respecto a la posibilidad de que la ciencia reemplace a los animales afirmó que «hoy no se puede reducir su uso en determinados estudios. Quizás algún día se logre, pero hoy hay que empezar por algo y eso es auditar los procesos y los protocolos».
Al referirse al padecimiento de los animales utilizados y sacrificados en experimentos, dijo tajante: «No hay un acuerdo científico sobre la cuestión sintiente de los animales, no está dicho que sufran». En ese sentido remarcó que «la demagogia de no permitir el uso de ningún tipo de animal torna incompatible la vida humana»
Pese a eso, acordó con el proyecto de la senadora Odarda: «Una cosa es una vacuna para un niño y otra un lápiz labial. Todavía no se pueden reemplazar a los animales y si se prohibiera en Argentina la producción de vacunas porque se usan animales seguramente se comprarían vacunas a otros países que la producirían sobre animales… Por eso debemos discutir cómo mejorar las prácticas de los investigadores y no prohibirlas», concluyó.
«NO HAY JUSTIFICACIÓN ÉTICA PARA ESCLAVIZAR O DAÑAR A SERES SINTIENTES EN NINGÚN CASO»
Muy atentos a los proyectos legislativos están quienes velan por el interés a la vida de los animales que no pueden expresar su conformidad para ser reproducidos y criados para luego ser usados en experimentos y, mucho menos, terminar siendo sacrificados cuando su vida «útil» acaba. El vacío legal ¿perjudica a los animales? ¿Qué dice la ley?
«Actualmente, la ley penal 14.346 se limita a permitir la experimentación dentro de parámetros decididos por la misma comunidad científica que experimenta en animales. Esta ley es funcional al uso de los animales no humanos en general, regulado en numerosas normas», sostuvo Ana María Aboglio, reconocida abogada especializada en Filosofía del derecho y Ética para los Derechos Animales.
Continuó: «Las resoluciones existentes, como las de la ANMAT y SENASA, reglamentan algunos aspectos de los bioterios. Los experimentadores buscan hace años un marco regulatorio nacional que les servirá para normalizar y fomentar la vivisección en todas sus formas».
Respecto al proyecto de Echegaray, opinó que «fue gestado hace muchos años por la AACyTAL (Asociación Argentina de Ciencia y Tecnología de Animales de Laboratorio), mientras la experimentación se afianzaba en laboratorios, universidades, con la instauración de la carrera de Técnico en Bioterio, la creación de animales transgénicos, importación de animales, comités de ética apoyados por asociaciones y cátedras universitarias de bienestar animal, etc. Algunos legisladores internalizaron el discurso de los viviseccionistas —cuya carrera está montada sobre el uso de animales—, por lo que parten de la base de que no se puede prescindir del uso de animales. Así surgen estas leyes regulatorias que, bajo el eufemismo de ‘protección de los animales de laboratorio’, protegen el derecho que los experimentadores se arrogan para usarlos».
En ese tono, argumentó: «No hay justificación ética para esclavizar o dañar a seres sintientes en ningún caso. A su vez, no deberíamos conformarnos con esa retórica emocional que utilizan los experimentadores para establecer la necesidad de la experimentación, dándonos a elegir: ‘¿Su hijo o su perro?’».
La experta en derechos de los animales amplió su análisis: «El hecho de que algunos descubrimientos se hayan hecho experimentando en animales no significa que no se hubieran podido hacer sin ellos; los viviseccionistas suelen señalar avances hechos con la experimentación en animales que, de hecho, no se hicieron por ella. Además, hubo cantidad de fármacos que ocasionaron daños graves o la muerte de humanos después de salir a la venta y debieron ser retirados. El requisito obligatorio de testeo en animales es un requisito que otorga beneficios legales a las empresas farmacéuticas demandadas pero que no tiene base científica comprobada e implica una exorbitante cantidad de recursos desperdiciados por no aceptar que la vivisección no lleva a la cura de enfermedades humanas, las cuales se han incrementado, según informa la OMS».
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