Mujeres al volante
Pasaron ocho años para que las mujeres conductoras de taxis y remises pudieran constituirse como asociación y reclamar por sus derechos laborales y constitucionales. Una historia de lucha feminista que dejará su huella en la ciudad de Río Cuarto.
La Plaza Roca de Río Cuarto se tiñe de amarillo y negro todos los días. Cada lado de la manzana es ocupado por cientos de taxis que esperan clientes en el punto central de la ciudad. Caminar por allí es ver unos 30 a la redonda y, por lo general, 30 hombres junto a sus vehículos. Los rostros femeninos parecen no existir, pero basta con conocer la historia de la Asociación Mujeres Conductoras Río Cuarto (A.M.C.R) para saber que esto no es cierto. Las conductoras mujeres existen y cada día son más.
“No te metas, no las vamos a ayudar”, le repitieron hasta el cansancio a Cristina Mazzini quien encabezó la lucha por conseguir la personería jurídica del grupo de mujeres taxistas y remiseras de Río Cuarto. Cristina tiene 67 años y es taxista hace 14 en la ciudad, la necesidad de trabajo y el hecho de ser sostén de familia la llevaron a involucrarse activamente en la lucha feminista por los derechos constitucionales y laborales de las mujeres conductoras.
Desde el 2013 y durante varios años Cristina y sus compañeras estuvieron reclamando a través de una comisión, sin saber que necesitaban conformar una asociación con personería jurídica para poder presentar proyectos en el Concejo Deliberante de la ciudad. La desigualdad y la falta de empatía estaban a la orden. Mazzini comenta que nadie las acompañaba en guiarlas a realizar los trámites que debían hacer, y que por falta de experiencias no sabían cómo, para que su reclamo sea vox pópuli. “Cabe recalcar que ni las concejalas femeninas nos ayudaban para decirnos ‘esto se hace de esta manera’, y son licenciadas, abogadas, contadoras, todas con estudios superiores”, remarca Cristina.
Luego de un largo camino recorrido y de sufrir bajas de mujeres que se cansaban de luchar contra personas que hacían oídos sordos al reclamo, en julio del 2021 pudieron conformarse como asociación. Para ello, Cristina tuvo que salir en búsqueda de mujeres que se sumen a las tan solo cuatro taxistas que quedaban en pie debido a que, para conseguir la personería jurídica, bastaba con que fueran ocho.
Así, Mazzini se dirigió al estudio del doctor José Joaquín Cendoya (hijo), comenzaron a escribir la Inspección de Personería Jurídica (IPJ) y 23 días después el Ministerio de Finanzas declaró a favor de la asociación. Hoy, Cristina es la presidenta de la Asociación Mujeres Conductoras Río Cuarto en la que ya están empadronadas 65 mujeres. Gracias a ello pudieron comenzar a presentar formalmente sus proyectos en relación a la equidad de género en el Concejo Deliberante.
“Cristina, vos que venís con esta lucha de tantos años, la presidenta sos vos”, cuenta Cristina que dijeron las demás integrantes de la asociación. El compromiso de Mazzini llevó a las mujeres a elegirla sin dudar como la cabeza de la agrupación, mientras que los demás lugares a ocupar se fueron definiendo entre las que quedaban.
Cristina, lejos de querer jubilarse al ver su experiencia adquirida y como han cambiado los derechos de la mujer por motus propio, quiere seguir adelante en la lucha para dejar a las más jóvenes una base lo suficientemente fuerte en derechos y compromiso. “Debemos invitar a mujeres a aprender el rubro con el que el día de mañana una familia comerá y vivirá el día a día y que es una gran ayuda como mujer sostén de familia”, insiste la presidenta de A.M.C.R. Su lucha recién comienza y todavía considera que hay un extenso camino por delante si el propósito es modificar las normativas que perjudican al género femenino.
Tanta es la influencia lograda por la asociación que el 22 y 23 de julio del año corriente se celebrará en la ciudad de Río Cuarto el primer encuentro nacional de mujeres taxistas y remiseras. Dicho evento es organizado por la presidenta y vicepresidenta de la A.M.C.R, Cristina Mazzini y Alicia Irusta.
Demanda de obleas
Con el objetivo de comenzar a cubrir la demanda por parte del sector femenino de taxistas y remiseras de la ciudad, el Concejo Deliberante de Río Cuarto aprobó en el mes de agosto de 2021 el proyecto que consiste en destinar el 50% de las nuevas licencias del servicio de taxis y obleas de remises a mujeres. Este fue presentado por la Asociación Mujeres Conductoras Río Cuarto que, a tan solo un mes de haberse constituido, lograron avanzar en el proyecto que desde el año 2013 las movilizaba. De esta forma, cada vez que se entreguen concesiones de este servicio tendrán que repartirse igualitariamente entre hombres y mujeres. Así, las conductoras podrán establecerse como permisionarias, es decir, como dueñas de los propios autos que utilicen para trabajar.
Sin embargo, Hugo Romagnolli, remisero hace 12 años, comenta que para él el problema de que no haya tantas mujeres permisionarias es que los monopolios se llevan todas las obleas. Luego las ponen en alquiler y, como la mayoría son gestionadas por hombres, resulta difícil que las mujeres sean dueñas de las mismas.
En la ciudad, el espacio ocupado por mujeres en la conducción de remises y taxis representa cerca del 13% de la totalidad de coches que prestan el servicio. Actualmente, la presidenta de la asociación estima que, según conversaciones con gente del rubro, la ciudad cuenta con 900 coches, a razón de unas 120 mujeres al volante. No obstante, no hay datos oficiales disponibles respecto a cuántas obleas están activas hoy en Río Cuarto.
La mayoría de las mujeres que ingresan a trabajar son sostén de familia y encuentran en esta profesión la manera de llevar sustento al hogar. Silvia Ruarte tiene 56 años, trabaja como remisera hace 20 pero debe cubrir entre 12 y 18 horas por día para que su trabajo genere ingresos medianamente visibles. Similar al caso de Natalia Herrera que con 43 años trabaja hace 14 como remisera: “Al principio trabajaba entre 12 y 15 horas, actualmente trabajo 10, de lunes a lunes porque si no, no rinde”.
Con respecto a la demanda Cristina cuenta que, por el hecho de ser mujer, comenzaron a recibir llamados para llevar a los niños a la escuela, a las abuelas a cobrar, a los médicos, a las piletas de natación, a los fisioterapeutas, etc. Es por ello que, si bien con el tiempo se han sumado más mujeres, es prioridad el pedido de más taxistas y remiseras, tanto para el traslado de niños y adolescentes como para el de adultos mayores.
En cuanto al turno noche, la mayoría de las mujeres prefieren evitarlo y trabajar de día. Por este motivo es que Natalia sostiene que se deberían dividir equitativamente los turnos entre las mujeres. “Por eso tengo tanto trabajo”, remarca Herrera quien trabaja hace 10 años en el turno noche y que siempre ve a las mismas 5 mujeres trabajando a su par.
Ante la situación actual de la ciudad en la que la inseguridad que viven las mujeres se acrecienta día a día, concluyen en que cinco conductoras no dan abasto para cubrir la necesidad de tantas jóvenes que a la madrugada desean tomarse un taxi o remis conducido por alguien de su mismo género.
Vulneración al género
Tradicionalmente el rubro de la conducción de taxis y remises se caracteriza por estar conformado por hombres y ser una práctica exclusivamente masculina. Esto se evidenció en la ciudad de Río Cuarto teniendo en cuenta el largo recorrido que les ha implicado a las mujeres taxistas y remiseras constituirse como asociación y reclamar por sus derechos en el servicio público y semi público de la ciudad.
Para Romagnolli, el problema de fondo de la desigualdad en el rubro entre el hombre y la mujer no es la diferencia de género, sino que parte de la Municipalidad. Considera que tendrían que contemplar que los trabajadores cuenten con jubilación, aportes y mutual además de tener en cuenta los gastos que conlleva mantener el vehículo que presta el servicio. Frente a ello remarca que: “por eso no hay tantas mujeres en el rubro, los números no dan para mantener a una familia y menos para una mujer sola con hijos. Si eso no cambia esto siempre va a ser un trabajo de hombres adultos”.
Con respecto a lo económico Natalia recuerda que cuando comenzó a trabajar el gas y la nafta salían más barato para los remiseros y remiseras. Actualmente, comenta que las condiciones han ido empeorando con el paso del tiempo y no hay absolutamente ninguna medida que favorezca a los conductores ni mucho menos a las conductoras. Lo mismo sucede en cuanto a la presencia policial y el papel de la Municipalidad: “Si te roban, fuiste. Si tenés suerte y solo te roban plata, la sacas barata”, lamenta Natalia.
Cristina declara que desde el año 2015 y hasta el día de hoy a las mujeres les cobran $1800 por mes, más la cuota de asociarse a los remiseros y taxistas hombres. Mientras que a estos últimos, según dice Félix Fabián Díaz, remisero hace 20 años, no les cobran nada. Frente a estas situaciones de desigualdad, las mujeres decidieron hablar ellas mismas con sus colegas y exigirles respeto e igualdad de condiciones. De esa forma lograron que los dueños de los autos que conducían pagaran la nafta y ellas el gas.
Pero la desigualdad en la profesión no solo deviene en lo económico sino también en lo simbólico, la inseguridad y la violencia. La presidenta de la asociación declaró que en un momento la Municipalidad entregó botones antipánico y los colocaron en los coches de los permisionarios hombres, dueños de los autos y de las licencias. En cuanto a ello, Díaz expresa que a las mujeres que en el momento eran dueñas de los vehículos no se les dio dicho botón, por lo que los hombres que contaban con uno se lo ofrecían, pero con la condición de adherirse a la Asociación de Taxistas Unidos.
En este sentido, Ruarte confiesa que no se sienten acompañadas por la mayoría de sus colegas hombres: “Sentimos que siempre debemos tener una postura defensiva con respecto a ellos”, y recalca: “Si sos joven, grande, gorda, flaca, simpática o demasiado seria…” la discriminación está a la orden en todos los aspectos. Asimismo, en los 20 años que trabajó durante el turno noche observó que los hombres son quienes más comparten la seguridad, es decir, son más compañeros entre ellos mismos.
Por su parte, Díaz y Romagnolli manifiestan que, así como hay muchos colegas que son irrespetuosos y no quieren que las mujeres ingresen al rubro, hay otra gran mayoría de hombres maduros que saben respetarlas e integrarlas. Sin embargo, Romagnolli duda de que algún día se logre un consenso definitorio entre hombres y mujeres ya que históricamente hubo muchas diferencias que llevaron a que las remiseras y taxistas conformen una asociación por separado y que probablemente nunca se vuelvan a asociar con los del sexo opuesto.
Dichas diferencias con la minoría masculina han terminado en fuertes denuncias que han tenido que realizar las mujeres del rubro. “He tenido que hacer denuncias a la policía por diferentes enfrentamientos y uno de ellos decirme ‘¿cómo no te pegan dos tiros en la cabeza?’”, recuerda Cristina, presidenta de la asociación. Desde “piropos” y trato discriminatorio hasta frases sexistas y concretas amenazas es lo que deben soportar las mujeres conductoras cada vez que tratan con algunos hombres del rubro o clientes.
Estudiante de Comunicación Social de la UNRC. Este Informe Especial fue realizado en el marco de la Cátedra de Comunicación Impresa Aplicada