Nos falta Télam
Por decreto del presidente Javiel Milei, el domingo 3 de marzo se cerró la agencia de noticias Télam. Se valló el ingreso a sus dos edificios y se impidió la entrada del personal. Más de 300 periodistas quedaron sin empleo. ¿La libertad (de expresión) avanza?
El partido liberal parte de una filosofía política que suma individualismo con libertad. Su origen se remonta a la idea de un sujeto individual que puede sostenerse por sí mismo y que no necesita a nadie para legitimarse, oponiéndose a la idea antigua de los reyes proclamados por dioses (o la religión). Nace de la formación de una nueva clase social, la burguesía, poseedora del capital. que busca expandir y generar riquezas, al mismo tiempo, que pueda competir en el mercado. Para ello la intromisión estatal era considerada aquella que beneficiaba únicamente a las clases altas y no permitía el ascenso de las clases medias burguesas y comerciantes. Una vez destituida la monarquía, después de la Revolución Francesa en 1789, fue cuando esta corriente tomó fuerza. Bajo un paradigma de crisis donde los campesinos vendían sus tierras para poder subsistir, el actor burgués (dueño del capital) se convierte en poseedor de múltiples tierras. Comienzan los procesos de privatización a las hectáreas que se reparten en unos pocos.
La concentración de las propiedades llega a una división de la sociedad civil del estado. Es a partir de esta división que se genera un espacio para lo público. En la Edad Media, este espacio se daba dentro de las casas, cuando estas se privatizan, los espacios públicos se llevan a cabo en plazas y calles. El cierre de Télam no es ajeno, se le despoja su carácter público para ser transformado en una herramienta que favorece lo privado. Provocando que lo meramente público se haga cada vez más íntimo.
En el debate sobre la opinión pública, surgen temas comunes como la educación o la salud, que posicionan a los medios de comunicación como un cuarto poder. Permiten el pluralismo ideológico mostrando diferentes realidades, controlan a quienes ejercen el poder político y garantizan la representación política por parte de la ciudadanía. Es de esta forma, que los medios de comunicación son vistos como representantes del pueblo. Sin embargo, el liberalismo lo ignora. Se desentiende de la idea de que los medios aparecen como actores de vigilancia y denuncia de los gobiernos. Telam nace con el objetivo de hacer frente a la hegemonía informativa y la búsqueda de transparencia. Casi de forma irónica el presidente sostiene y afirma “es una agencia de propaganda kirchnerista” esto debido a que es una entidad nacional financiada por el estado. La eliminación de Telam evita la presencia de nuevas voces, pero logra la perduración de una, la dominante. Su eliminación no sólo niega la pluralidad sino que no permite la existencia de pequeños medios comunitarios. Se cae una agenda monopolizada y, en relación, inaccesible.
La agenda mediática es impuesta por los grandes medios, es decir, de aquellos que tienen la economía necesaria para llegar a una mayor cantidad de receptores y que siguen vigentes gracias al número de anunciantes. Esto demuestra el desafío que tienen los medios independientes y comunitarios para sobrevivir en un entorno en dónde cada vez más se pone en juego el monopolio informativo. El anunciante es el corazón del medio, si el medio no tiene este corazón es probable que deje de latir rápidamente hasta llegar a su fin. Esto pasó con la agencia de noticias estatal de Télam.
El cierre de Télam tenía una cobertura nacional, era un lugar de encuentro diverso y plural. Un espacio en dónde se escuchan las voces de personas que vienen de lugares tan pequeños que no aparecen en un mapa planisferio. A su vez, las noticias mostraban las problemáticas que las grandes ciudades no muestran. Si salimos a la calle a preguntar qué temas marcan la agenda hoy en día es probable que se conozca que pasa en una esquina de la provincia de Buenos Aires en vez de la esquina de la cuadra de nuestra casa.
“Si un derecho es pensado para pocos, se trata de un privilegio”
“Si un derecho es pensado para pocos, se trata de un privilegio”, dijo Pablo Callejón el pasado jueves en el aula magna de la Universidad Nacional de Río Cuarto, en el marco de una jornada sobre soberanía comunicacional y derecho a la información. Télam hacía valer el derecho a la información con su contenido mediático, convirtiéndose en una fuente legítima para los medios locales (radio, televisión y prensa).
La decisión o desprecio gubernamental de cerrarla priva a los ciudadanos de una fuente de información confiable en un escenario en el que abundan las noticias falsas y donde el periodismo ciudadano afecta la veracidad y calidad de la información. Esto viola el derecho a acceder a una información factible, organizada y veraz sobre lo que ocurre en nuestra Argentina.
Es crucial que esta decisión se revierta y proteja la libertad de prensa y el acceso a la información en Argentina pensando ayer, hoy y siempre en una democracia que respeta los valores esenciales de la libertad y la igualdad.