De Josefa a “El maestro de Río Cuarto”

Por Joaquín Sánchez

Osvaldo “el turco” Wehbe nació en Río Cuarto el 27 de febrero del año 1957, y desde ese día, sus emociones y su vida girarían en torno a algo que despierta miles de emociones en la mayoría del pueblo argentino, el fútbol.  

 Sin embargo, “el turco”, como se lo conoce popularmente, no fue el único apodo que recibió durante toda su vida. Recordando sus inicios en el periodismo deportivo, narra una de sus tantas anécdotas que lo han acompañado durante más de 40 años desde que ejerce profesionalmente. Josefa fue el apodo que recibió al momento de dar sus primeros pasos en la corresponsalía de Radio Rivadavia, cuando todavía ni siquiera era un graduado de la escuela secundaria. A esa corta edad, Wehbe se tomó el atrevimiento de escribirle una carta a aquel que por entonces era una de las voces más escuchadas del país, José María Muñoz. Increíblemente, al paso de 30 días, recibió una respuesta, que lamentablemente fue negativa: “la carta decía que no, porque en Río Cuarto no daba para una corresponsalía, pero que, si yo me iba a estudiar a Córdoba como le había escrito en mi carta, cuando estuviera allá fuera a buscar a los hermanos Acosta, que la dirección de la corresponsalía estaba en tal lado y que hablara con ellos”. Así, este joven tomó el emprendimiento de ir a estudiar Abogacía a la capital de la provincia de Córdoba, “me prometí no ir hasta que estuviera asentado en la carrera, porque tampoco el periodismo era algo sólido y además mi viejo estaba haciendo un gran sacrificio” relata. 

Su adaptación a la gran ciudad no fue sencilla, Osvaldo Wehbe tuvo que pasar por varios sucesos, desde tener que soportar trabajos como descargar verduras en el mercado, o tener que estudiar en los años más oscuros de la historia argentina, los de la dictadura militar. Pero un día, su vida cambió para siempre. Cuando estaba en el tercer año de la carrera, ubicó a los hermanos Acosta y se presentó en la corresponsalía, ellos en un principio le volvieron a dar una respuesta negativa, a lo que él cuestionó: “pero, ¿no les hace falta algo?”, y uno de los hermanos, en broma, contestó que les hacía falta una empleada doméstica, y Wehbe no dudo en un segundo que él tomaría el puesto. Fue así como empezó a resonar su apodo “Josefa” en los pasillos de la corresponsalía, y que con el tiempo comenzaría a dar sus primeros pasos en la profesión.

Inicio en la profesión 

Un día, luego de estar 4 meses limpiando baños y preparando cafés, apareció un hombre con la propuesta del millón: “nos hace falta alguien que haga una nota con dos norteamericanos que vienen a Instituto a jugar al básquet y no sabemos inglés”, Wehbe al escuchar esto contestó rápidamente que él lo haría. Afortunadamente, había estudiado durante 12 años profesorado de inglés. “¿Te animas?” le dijeron y no titubeó, ya que para él era la cosa más sencilla del mundo a pesar de los razonables nervios que podría llegar a tener uno al momento de hacer su primera cobertura. Luego de esta experiencia, su próximo trabajo fue cubrir una pelea de boxeo, más tarde llegó la posibilidad de cubrir un partido de Argentino Peñarol en Córdoba: “eran todos partidos pedorros, pero yo iba” cuenta. Luego con una sonrisa en su cara recuerda a los hermanos Acosta y sus gritos de “Josefa, pone el café”, mientras él solo era un estudiante de abogacía y utilizaba el tiempo libre para estudiar y preparar los parciales.

Luego de muchos sacrificios y esfuerzos, Osvaldo Wehbe pudo terminar con su carrera de abogado a los 22 años, y volvió a la ciudad que lo vio crecer. Ya instalado, se ofreció en Radio Río Cuarto, y en su espalda contaba con las experiencias de Radio Rivadavia, algunas coberturas de vestuarios en partidos tales como Talleres – River. Recuerda cuando tuvo la posibilidad de que en su vida pasó un tren y él pudo subirse, esto es cuando comenzó a ser el relator principal de Radio Río Cuarto, algo que desde chico no se le hubiese ocurrido. De casualidad, al ofrecerse en la radio, el comentarista había salido de la ciudad para realizar un curso en Mar Del Plata, por lo que el relator de la radio en ese momento, decidió evaluar a Wehbe para decidir si ocupaba el puesto vacante. Osvaldo logró pasar la prueba y quedó como comentarista de un regional. Cuando el torneo regional finalizó, el que decide ir a realizar un curso es el relator principal, y a su vez se fue presentando su renuncia, por lo que recibió la llamada de la radio para ocupar el puesto, pero él tenía otros planes: “si vos me pones como jefe de deportes, yo te armo todo” y desde la radio aceptaron. Armó el equipo con la misma gente que ya estaba trabajando en la radio, cambiaron el nombre e hicieron Radio Rivadavia, “todo muy porteño” como él lo define y fue un boom para la ciudad. Luego de un tiempo, lo sorprendieron “che, tenemos todo el equipo, pero no tenemos relator”, a lo que él, cuando nunca había pensado en hacerlo, decide ser el relator. “Solo me gustaba ser comentarista como Brizuela” confiesa. 

La primera experiencia como relator no tardó en llegar y no fue nada más y nada menos que un partido de Copa Libertadores: Boca – Peñarol de Uruguay. Aquella noche compartió cabina con uno de sus grandes referentes en la profesión, Víctor Hugo Morales. Luego, se asentó como cabeza de transmisión en Córdoba, un día que José María Muñoz decidió evaluar los relatores de una fecha donde el fútbol en Buenos Aires se había suspendido. Wehbe viajó a Córdoba para relatar un partido que enfrentaba a Instituto con el club de sus amores, el Club Atlético San Lorenzo de Almagro, que desafortunadamente perdió 3 a 1: “me quería morir, pero fue lindo porque el gordo Muñoz se quedó en el estudio a escuchar los partidos, el tipo nos tomó exámenes al aire y decidió que yo sería la cabeza de transmisión”

Otra de las grandes experiencias en su carrera profesional, fue cuando conoció a su mayor ídolo, Diego Armando Maradona. En la previa al partido con Italia en el mundial de Italia de 1990, Wehbe cubrió para Radio Continental lo que sucedía con la selección argentina. “Nosotros parábamos en Roma con Víctor Hugo, pero fuimos de avanzada un día antes a Nápoles” comienza con su anécdota. Se infiltraron en el hotel Paradiso donde la selección realizaba la concentración, en conjunto con su compañero “el tony” Pintos, el cual decidió llamar al estudio en Roma para avisar que estaban merodeando en los pasillos del hotel: “llamen al hotel a la hora que empiece Competencia y pidan hablar con Osvaldo Wehbe, nosotros vamos a estar por acá dando vueltas” avisó. Competencia era el programa que realizaba Wehbe con su ídolo Víctor Hugo Morales. Cuando llega la hora del programa, recibe la llamada y del otro lado del teléfono se escuchan entusiasmados con la situación, hasta que a la derecha de la cabina se abre la puerta de uno de los ascensores, del cual sale Diego Maradona. Wehbe se quedó petrificado y le dijo: “Diego, estamos por comenzar el programa con Víctor Hugo” y Maradona contestó: “¿y qué querés?”, a lo que Wehbe le contesta: “¿Cómo que quiero?, quiero que saludes a toda la Argentina, estamos a un día del partido”. Al escuchar esto, Maradona entró a la cabina, cerró la puerta, abrazó a Osvaldo y espero su momento para hablar con Morales. Cuando Víctor Hugo le dio pie para comenzar a hablar, Wehbe no podía creerlo: “Bueno, Víctor Hugo, ¿qué tal?, buenas tardes, empezamos… bueno… esta nota es un milagro, te escucha Diego Armando Maradona”. 

Pero su felicidad no terminó ahí, más tarde ese día, luego de que terminara el programa, Wehbe y su compañero, escondidos en los pasillos del hotel para que no los echaran, sienten una voz que los estaba llamando, y para su sorpresa era el “Checho” Batista que les dijo: “muchachos de continental, Diego les manda estas pizzas y gaseosas, no le digan a nadie por favor” y se retiró. “Esto es Maradona” sentencia Wehbe.

¿Maradona o Messi?

– “Es maravilloso que hayamos sido contemporáneos de ellos, pero yo no tengo duda de que Maradona es más grande y lo fundamento porque Diego ha jugado en los equipos más inverosímiles y los ha puesto en competencia… lo que hizo en el Nápoli fue un milagro. Messi se ha cambiado en el vestuario sabiendo que el 90% de las veces iba va a ganar. Para ponerlo en claro, si Maradona le silba a la pelota, la pelota viene sola, si Messi lo hace, no creo que venga, a lo mejor se mueve un poquito.”

Su vida

Pero todo en la vida de Osvaldo Wehbe no ha sido de película a pesar de las mil experiencias que ha vivido por todas partes del mundo. Desafortunadamente, tuvo que sufrir la perdida de sus padres cuando ellos eran muy jóvenes, perdió “sus barandas para bajar las escaleras de la vida” como él cuenta. También sufrió la perdida de sus hermanos. Los extraña horrores. Retomando la época del Proceso, perdió a varios compañeros que desaparecieron a manos de los militares. Wehbe tiene un recuerdo atroz de esos años, precisamente en el año 1982 cuando tuvo la oportunidad de cubrir su primer mundial, viajó a España para relatar a la selección argentina, y en su primer partido, mientras relataba Brasil – Rusia en Sevilla, le avisaron por privado que los soldados argentinos estaban rindiéndose en la guerra de Malvinas. “Fue terrible, me decían por privado que no le ponga tanto entusiasmo que estamos perdiendo la guerra, yo quería cortar la transmisión, pero no pude” recuerda.

Pero lo que la vida te quita, por un lado, por otro te lo devuelve, hoy en día Wehbe tiene una familia que lo acompañó en cada una de sus aventuras por las que tuvo que pasar gracias al periodismo. “Son mi vida” dice al ver una foto de ellas. Su mujer Gladys, con la cual recuerda la fecha exacta del día que se pusieron de novios, a pesar del paso del tiempo. Fue el día 17 de abril de 1975, luego de que estuvieran tres días caminando para ver que sucedía entre ellos, hasta que Wehbe se cansó y le dijo “te quiero” a lo que ella contestó “yo también”, y él salió disparado para ver Boca – River que iba a ser televisado por Canal 12 de Córdoba. “Nunca transmitían un partido y si no le decía nada me lo iba a perder, salí corriendo porque iba a llegar tarde” recuerda, en su vida siempre estuvo presente la locura por este deporte. Luego de estar 10 años de novio con su mujer, se casaron y tuvieron dos hijas, Camila y Florencia. Hoy en la actualidad, a sus 61 años, desea que estas “atorrantas” le den algún nieto. En la actualidad ya no viaja tanto, hoy por hoy decide a qué partidos viajar en comparación al pasado cuando muy pocas veces se quedaba durante los fines de semana. Radicado en un hermoso departamento en una de las esquinas que da a la Plaza Roca de su querido Río Cuarto, disfruta de salir a pasear con su perro “Brando” dos veces al día, de ir a natación dos veces a la semana, y sus mañanas en la radio Grupo Marado. El periodismo y el fútbol, lo van a acompañar hasta los últimos días de su vida.

http://https://www.youtube.com/watch?v=pgqLAcuqSwc

 

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